Dentro del método CANVAS, que es una metodología de estudio del modelo de negocio que trabajo en mis mentorías para emprendedoras, hay un apartado muy importante, que es la propuesta de valor de la empresa o de tu marca personal.
Para que lo entiendas. Cuando vas a comprar una barra de pan para la cena, ¿a dónde vas?, ¿al super de bajo de tu casa o al horno de toda la vida del barrio?. ¿Y por qué uno y no otro?.
Yo compro el pan el noventa por cien de las veces en los hornos de toda la vida de mi barrio. Lo prefiero, porque me gusta el trato cercano, la confianza que me da la calidad de sus productos, el trabajo artesano, y que el pan llega de la mañana a la noche perfectamente.
Eso que me hace ir a un horno y no al super, es la propuesta de valor de “mi horno”. En concreto, el que tengo en mente, tiene más de 100 años, me llaman por mi nombre y yo a ellas por el suyo, y derrochan esa alegría de quienes llevan el oficio en los genes.
A eso se le llama la propuesta de valor del negocio.
Hornos hay un montón, como existen un montón de profesionales como tu y como yo, lo que no hay, son un montón de (el nombre que tenga tu empresa, o el tuyo, si eres tu misma). Lo mismo que no hay un montón de Mayte Carvajal.
Lo que quiero que entiendas, es para qué sirve identificar tu propuesta de valor. Porque la tienes, de eso estoy segura. Tengo clientas que aseguran que no tienen, y a poco que comenzamos la mentoría, empezamos a sacarla a la luz.
Por lo tanto, no pienses que eres una más, que tu empresa es una de tantas. Piensa qué te hace diferente, qué le da valor extra a tu trabajo, a lo que ofreces. Eso sí, ten en cuenta algo muy importante. El valor no es el que tu crees que tienes, aunque sea real, sino el valor que perciben tus posibles clientes.
Si lo tienes, pero no lo perciben como tal propuesta de valor, porque no lo sabes transmitir o porque no es importante para ellos, entonces, dale una vuelta y recondúcelo. Si sabes buscarlo lo encontrarás.
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