Hay que ver qué capacidad tan sublime tenemos las mujeres para desmotivarnos a nosotras mismas, especialmente cuando vamos cumpliendo años. Y si vamos cumpliendo años y encima se nos pasa por la cabeza la “locura” de querer tener nuestra propia empresa, entonces parece que tengamos en la frente una diana contra la que las flechas nos las disparamos nosotras, ¿estoy en lo cierto?.
Pues hoy me he empeñado en romper algunos de nuestros tópicos para haceros reflexionar, esos que nadie nos enseñó en el colegio pero que parece que se transmita con el aire, como un resfriado, porque alguna explicación debe tener esto.
Cuántas veces te has dicho a ti misma algo así como:
- “Y ahora, con 50 años (o los que tengas) se me ocurre a mi emprender, debo estar loca”.
- “Siempre he trabajado por cuenta ajena, me da mucho miedo emprender porque es algo que nunca he hecho antes y no sé si seré capaz”.
¡Vamos a ver amigas mías!, por partes que esto tiene mucha miga:
Emprender a partir de los 40 nos da pánico porque parece que echemos por la borda el trabajo o la profesión que hemos estado realizando hasta ahora en pos de algo que no sabemos cómo nos va a ir. Pensamos que nuestros amigos nos llaman valientes cuando no sabemos si realmente están pensando que nos falta un tornillo.
Pues en mi humilde opinión he de deciros, que todo esto forma parte, no de la realidad necesariamente, sino de nuestros pensamientos. Y por si no lo sabéis, son los pensamientos que anidan en nuestra cabeza, los creemos consciente o inconscientemente, da lo mismo, los que determinan cómo nos sentimos, y por lo tanto, los causantes de nuestro estado de ánimo.
¿Cómo podemos desterrar los pensamientos que nos hacen daño?
Pues muy sencillo pero a la vez costoso de conseguir porque requiere mucha práctica. Eso sí, costoso pero totalmente posible: analizándolos de manera completamente racional (me manera científica), es decir, descartando toda subjetividad y quedándonos solo con los hechos objetivos (la realidad, la razón).
Tengamos por caso la primera afirmación que hecho arriba:
Y ahora, con 50 años se me ocurre a mi emprender, debo estar loca.
Cuando pensamos esto, el subconsciente nos hace creer que es más fácil emprender y tener éxito con 25 que con 50 años. Es cierto que una mujer con 25 años tiene una energía y una facilidad para aprender cosas nuevas que a los 40 o a 50 cuesta más. Pero por otro lado, y olvidaros ahora de vosotras mismas y pensad en general, en otra persona, ¿quién objetivamente pensaríais que tiene más posibilidades de tener éxito en un nuevo proyecto, alguien con ninguna o escasa experiencia profesional, con la formación que tu tenías a esa edad, o alguien con unos cuantos años de experiencia en el mundo laboral, con unos conocimientos que ha ido engrosando y consolidando con el tiempo, con tablas hechas a base de éxitos y decepciones, con contactos, alguien capaz de luchar porque ya lo ha hecho muchas veces?. Si fueras un inversor, a priori, en igualdad de condiciones, ¿quién os da más confianza?.
Vamos ahora a por la siguiente afirmación:
Siempre he trabajado por cuenta ajena, me da mucho miedo emprender porque es algo que nunca he hecho antes y no sé si seré capaz.
Alma cándida, ¿qué piensas que tenía Amancio Ortega, por poner un ejemplo, antes de crear su primera empresa?, yo te lo digo, ¡ninguna empresa!. TODOS, y cuando digo TODOS digo TODOS los emprendedores, han empezado sin tener experiencia como tales. Para todos ha habido un primer día. ¿Acaso les aconsejaríais, si se pudiera retrotraer el tiempo, que ni locos se les ocurriera crear una empresa porque como antes nunca lo habían hecho iban a fracasar?, ¿a qué no?. ¿Pues porque no te aplicas a ti el cuento querida amiga?.
¡Claro que podemos triunfar como emprendedoras a pesar de la edad!
Nos da más miedo porque tenemos responsabilidades detrás, porque nos han educado para ir por un pasillo siguiendo el sendero sin desviarnos, nos guste o no el camino y lo que hay más allá, pero también y lo más importante, sabemos lo que queremos, y lo que no queremos, que es fundamental, y en nuestra mochila llevamos una carga preciosa que se llama entusiasmo, determinación, valor, experiencia, conocimientos, relaciones personales, bagaje. Y es esto, y no otra cosa, lo que nos va a permitir perseguir y lograr convertirnos en las emprendedoras que soñamos.
Hoy mi consejo práctico ya veis que ha ido por la parte emocional, pero es que estas afirmaciones que hemos compartido y rebatido me las topo cada día con las mujeres con las que trabajo en mis programas de mentoring y me apetecía compartirlo con vosotras, espero haberos ayudado a reflexionar y que toméis conciencia de cuanto valéis y que también a los 40, a los 50 y a la edad que sea, el mundo sigue estando en nuestras manos.
¡Espero tus comentarios!
Si deseas escribirme y consultarme tus dudas me encantará ayudarte. Mi labor como MENTORA de mujeres emprendedoras consiste en acompañarte en tu proyecto emprendedor facilitándote las herramientas que necesitas, pero también, como en este caso, escuchándote y ayudándote a vencer tus temores para que pongas en valor y vuelques en tu proyecto todo lo que sabes y eres.
Te invito a LA HORA DEL TÉ y a conocer mi servicio de mentoring para emprendedoras, porque recuerda:
¡NO TIENES PORQUE ESTAR SOLA!
Te animo a suscribirte a la NEWSLETTER para recibir mis consejos prácticos y toda la información que como emprendedora te interesa.