Era medianoche, por no haber no había ni luna, ni alma alguna a la vista. Una recta más larga que mi vida, y kilómetros y kilómetros entre pueblo y pueblo.
Y dice mi marido, ¿pero cómo logran salir adelante estas mujeres?, si aquí es imposible encontrar a alguien.
Y sin hablarlo en alto, los dos pensamos, “vaya mérito tienen”.
“Esas mujeres” son las empresarias y emprendedoras rurales.
Yo creía conocerlas, porque llevo tiempo trabajando con unas cuantas, pero, ¡ah amiga!, sentir el aislamiento y la soledad con la que ellas conviven cada día, eso no lo había experimentado. Y que bien me ha venido.
Si antes las quería, porque es imposible no hacerlo, ahora me quito el sombrero ante ellas, ante vosotras. Porque sois admirables.
¿Pero sabéis lo que más me maravilla?, vuestra fuerza, vuestra convicción, ese brazo que no dais a torcer porque más que os digan que tiréis la toalla, porque creéis en lo que hacéis, amáis vuestra tierra y vuestra gente, y sabéis, que retornar la vida, el empleo y el futuro a la España vaciada, pasa por quedaros, por apostar por vuestros negocios, ¡y haciendo piña!, llegar tan o más alto que las chicas de ciudad.
¡Bravo por vosotras!. Por Laura, que quiere ayudar a hacer visible los negocios rurales en eso que llamamos redes sociales, pero que para ellos es más bien un enredo. Por Carmen, que tiene una historia contigo que contar para que tu negocio refleje su esencia. Por María, que se empeñó en volver a La Mancha para crear webs que conecten con el mundo entero. Con Tam, que ha logrado en tan sólo un año crear una comunidad de emprendedoras rurales que son La Repera junto a Belén y Raquel, y que el 1 de octubre me llevó a vivir el mejor evento para emprendedoras al que he asistido en mucho tiempo. Por Mónica, por Marta, por Alicia, por Sara, y por tantas otras con las que tengo la suerte de compartir proyectos y sueños.
Porque el 15 de octubre es el día internacional de la mujer rural, y no se nos puede olvidar. A mi no se me olvida porque es mi santo, lo cual quizá no sea casualidad, porque la saga de Teresas que me precede procede también del campo.
Os felicito, y por favor, seguid adelante, tenemos mucho que aprender de vosotras, yo la primera.
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